domingo, 26 de enero de 2014

Lucila Bodelón

Desprenderse de la inmensidad
Volar como un globo olvidado
sin rumbo
hacia el cielo hacia el pasado 
hacia los pliegues de algún territorio sagrado

Sin mapa alumbrar la duda
Susurrar lo ausente
Estallar

Ser punk ser raro ser clon ser otro

Transitar transcurrir transatlántico

Altamar 
Oriente
Alfabeto
Amuleto

Al borde de la tarde
Siento
cientos

Trucos para el olvido:
Un rezo antes de dormir

Huésped nocturno que conocés mi huida
quitame la resaca de todo este planeta inmóvil
y vestime de viento y alejame de los muertos
haceme pop, moderna y despreocupada
y que la solemnidad sea de otros.
Para mí, días voluptuosos para pensar en los hijos
y los cultivos de estación.





Lucila Bodelón

jueves, 15 de noviembre de 2012

Valentina Bonelli


Conjuro

Dejó la amazona para ser madre
Jorge Juan se reía de verla en la yegua más mansa
Casi de peluche
Luca desnudo sobre el tobiano dibujaba con luces
Las nubes de su bautismo a caballo
Un mechón de crin con dos florcitas
Un rosario para hilar oraciones

Invoco esos rituales en mi libro de horas
Son el laberinto que refugia de leopardos
El dintel que resiste terremotos
La costanera que enfrenta sudestadas

Talismanes para ver el cielo sola
En vuelo a los espóndilus
El glaciar donde me sentí grande
Descalza en el empedrado de Escocia
La ciudad de las ventanas a la nada
No existen los viajes ida y vuelta
Mis botas aún llevan restos de nieve
Del callejón moscovita
Que rumia mi historia

Pido protección
Para no convertirme en escultura de jardín
Para mirar el mar sin hacerle cirugías
No convertir lo que veo en un museo
Me niego a una memoria de Pompeya

En el río helado
Donde nadamos sin pensar en cuántos bichos
La inundación era flotar
Sobre una cúpula de árboles

Rechazo el fotograma de New York
Inventada en videoclips
No quiero pensar que las gotas en el vidrio
Son mi tele sin foco
Accidental pintura abstracta
Presa indefensa de un móvil con qwerty
Temo morir ahogada en un charco de aguatinta

Sucumbo a la pachorra
Me cubro con las cosquillas del pasto
Siento los pinches suaves de las hojas verdes
Vuelvo al agua del estanque
La densidad del mundo se concentra
Estampada en mi vestido
Las nubes-olas de café con leche
En tu terracita azul
El sol me envuelve en su bufanda
Le pongo a la muerte una coronita con brillitos
Le digo que se calme
Y le enseño a hacer sapito

Valentina Bonelli
Julio 2012

sábado, 23 de julio de 2011

Carolina García

Mañana, entreabro los ojos y el reflejo del astro en el azulejo me dice: mañana.


La mano deshoja uno a uno los pedazos del montaje animal que cubre mis huesos


sólo un día dura mi cielo


de luna a luna


gelatina de plata sobre la piel que altera:




.........................Fui gaviota en mi vuelo espiral sobre la bahía


.........................apenas alada y no avisté
.........................
el fin de la costa
.........................
el mar invertido.





Felinas en su andar mis manchas redondas te vieron leopardolos pelos cargados de un pincel


violeta acuarela y sólo salpiqué


poquitas pecas en tu espalda.


...........................Antigua reptil que deshiela la escarcha
...........................
con la transparencia de mi abrazo blanco


...........................quité la sonrisa tirante de papel maché


...........................a tu viejo rostro de dragón cansado.





Así, erizada y expectante miro este cuadrado y su película de ciudad muda


no hay lobos que devoren la cinta


no es un cuento,


cardones solos siempre solos


hay espera


y las costras de las piñas tiradas en el piso


ensamblados los abrojos no pueden más


no dan sombra sólo estelas y sus bordes


las huellas juntas de milpiés


que se cruzan y se traban en su rastro diminuto


todomuyjunto como los juncos que entreven la luz, sí:
Ya es de luna todo me dice: ya es de luna.

Ana Claudia Díaz

El lomo del caracol que te camina en los pies, desde acá parece una flor.

La tierra se levanta entre surco y surco

voy hasta vos, dejando mil huellas en el camino repleto de piñas, al costado

resplandor del vértigo que me produce saberme cada vez más cerca.



La montaña se inclina hacia abajo

si miras para arriba, hay un degradé de colores que está poblándolo todo justo ahora

y yo yendo hacia el precipicio con diez antorchas en las manos que no me dejan palpar

ni agarrarme de las ramas en caso de que me suceda eso de caer.



El otro día vi nevar en el mar.

Vi la nieve, como en el cine

como si fueran cantos rodados en pendiente o como si la lluvia trajera desde el cielo

quinientas ostras blancas que se resbalan hasta acá.



En verano, el pasto está trazado en hileras de arañas aladas

y ciempiés psicodélicos que desfilan para las acacias.


Todo eso de lejos, solo parece pedacitos de arcilla de colores

o los espejitos que traen esas carteras hippies que usan las niñas para ir a la playa.



Pero ahora, la nubosidad que me habita solo me deja ver la sequía natural

como señal de cercanía a un pantano. Plumerillos rojos en medio del andar.



Casi que llego. Pintaron todo el mundo con acuarelas azules, una gran esfera blue.

Ya no puedo divisar entonces el agua del cemento o las baldosas de las hojas

me mareo en la humedad que deja charcos por todos lados

como si fueran esos arcos en las entradas de los pueblos,

que están ahí, firmes, para que podamos divisar un abismo.



Te encuentro, cuando miro por el foco amarillo de mi calidoscopio.

En ese redondel, ahí estás subido a un barquito hecho de diario para flotar

compraste un montón de trompos para generar olas en el suelo que se vuelve un espiral.

En tus manos, globos con forma de pez me simulan el paraíso que construiste, y voy.

Detrás de las ventanas de los iglúes hay miradas que nos observan

como el hocico que descubro de esa vaca que se escondió.

En la intimidad se despinta un pedacito de metal de una piedra, el sol refleja ahí y nace luz.









jueves, 29 de abril de 2010

Juan Previgliano

Sala de espera

Un perro muestra su lomo amarillo
la figura de atrás no disimula/ la silueta
verde en la alameda

el jardín se vació
quedó la flor amarilla junto al filamento negro
(esperan que los seduzcan de nuevo)

estoy en la oficina de correos mientras
la oruga dibuja una ese chueca, mientras
la lámpara y la lluvia me traen la playa, mientras
los números siguen cayendo/ ordenados mientras


elementos, señoras de nylon (afuera)

adentro leo un poemario de Gabriela Mistral
que me da sueño

un chica pop resulta tener lindo
solamente el vestido y
si yo viviera en una ciudad del futuro
no haría filas

controlaría todo con la mente
a lo sumo me compraría un cactus para
tener como compañía
tener como miedo a soportar la soledad/ que
no se hace llevadera en la sala de espera

siempre, pero siempre el teclado
de la oficina postal
está lleno de migas
(de migas mientras)
nadie se levanta para tomar el mate cocido

las pinturas en aerosol, llenan mi cuerpo de estampillas
y me despacho

circulo en carruajes por adoquines
me distraigo
vendo en el bondi velas en frascos
que usarán grupos de jóvenes/ para invocar
a los espíritus
para olvidar las calles grises, de cemento
y las mo-no-ma-nías perceptibles

si vieras hoy, redecilla, la orilla del mar
te zambullirías por pescar cornalitos
y serías feliz

me aburro en este antro
más que yo, disfruta una vaca pastando,
es tedioso y a la vez pedagógico
porque educo mis oídos para que no funcionen

las señoras repiten lo que ven en la televisión
mientras se ocupan odiando
olvidan regar sus macetas
descajetan la pintura triste
que les dejó su hija muerta
sacan fotos fuera de foco al cadáver
y ven caer la lluvia
(de vuelta)

La sala de espera me desencanta
empiezo a hablar de muertos y cristos
es culpa del poemario
lo dejo
en mi cabeza translúcida aparece un prisma
que conocí en otra vida
cuando existía la realidad
y no estaba sentado en la oficina postal

al cristal se suman puntos de tres colores
baños, ángeles y flores
sin ninguna percepción agregada
imágenes prolijas en seguidilla

el cuerpo tiene cara de fiaca mientras

me divierto con un trompo invisible
que uso en mi hiperbolización
(siniestra), porque se acaban las palabras
cayendo como las hojas amarillas
de un otoño que no llegará
(vivo en Quito-Ecuador,
no en la ciudad de Buenos Aires)

soy un camaleón en el hielo
un anochecer que se enmaraña
sólo con una florcita
más de cinco llegaron al satori
y yo desvarío en la oficina de correos

un bicho raro se pasea por mis dedos
luego lo miro bien y es un dinosaurio en miniatura
como los que usaba para jugar
cuando no venía a la oficina de correos

soy un pez pinche,
no pienso sonreír a ninguna persona

los números avanzan como un caracol
despacio (esa idea ya la tenía por contrato,
por contrato con el arrebato triturador)

por mucho o poco que suceda
tengo la suerte de que ningún niño diabólico llora.

Bien, roguemos por que termine mi función
en la sala de espera

me quedo sin relaciones, sin prismas y sin silueta
me hice espejismo montaraz y desencadené
un sismo con la mente

hice un collage, cambié un dique por un callejón
compré en el norte bolas de nieve
(se derretían en el viaje de vuelta a casa).

¿Por qué no miro la televisión que
miran las señoras y repito mientras
envió postales desde Automatolandia mientras
disfruto la propaganda?

No, se me ocurre que la realidad
es una aglomeración de espejismos y tijeras
de garras retráctiles
y acá no hay un piso que encaje con
mispiernascreo
o no creo nada
da igual, ahora va a atardecer
sigo en la oficina de correos
mi carta va a llegar a México ante que
yoamicasa.

Un algo de tremendo lago
y bambi y la cornucopia

¡Basta!
¿Alguien puede atenderme?
¿Tengo que matar para que despachen la carta?

Nada más quiero estar en el campo
y sacarme fotos/ descalzas las rodillas
en un exceso de luz.

Bien es mi turno.
.

viernes, 16 de abril de 2010

Violeta Canggianelli

Iturriza

Amanecí con la espalda manchada y los pies impregnados de amarillos y verdes.

mi cara era de un fucsia encendido. El ánimo como la misma flor marchita de mi pelo lacio. Vi en mi voz el sonido de la piedra que tiró y no se detuvo.

Su impronta ave fénix me dejó resignada por unos años. En ese tornado de rejas y chispas no vi la luz ni el reflejo de los adoquines de mi servir constante.

La luz de mi sonrisa tenía despintadas sus gotas de vuelo. Veo mal ese cielo.

Son torres de cielo cortadas como un arreglo de letras y pinches.

De la ventana mojada de su casa del Sur se veía el pasto bicolor y la cara de su perrito pintado.

Su madre llegó una tarde vestida de colores primarios hablando de su baño aclarado, de los grillos celestes y de su grillo gris, mojado y dormido en el vitraux del fondo de su ventana.

Todo parece un laberinto asignado: el verde de las nubes y la tierra repleta de bichos y pinches. La punta de la montaña blanca era igual al algodón pinchudo.

Mi barco de papel no tiene límites claros. Le puse mi campanita en lo más alto de la vela y pegada en el borde la foto del beso desnudo de John y Yoko.

Me paro en la esquina de la cabaña de rombos. La retina desprendida de Itu me hizo vivir insana esos años nuevos. Los dos engaños en su cuerpo de zorrino le hablan. Su corbata atada a la garganta me volvió a contar el porqué, del bies de sus jeans, arremangados en la playa mojada.

Violeta Canggianelli

www.elhoteldeladanza.blogspot.com

es mi blog.

martes, 6 de abril de 2010

Teodora Scoufalos

Junto a mi taza descansa, tu piel, caminante, que errante, ha pisado flores rosas y amarillas, y ha sentido el paso libre y solitario de aquella oruga cumpleañera, que entre llantos y risas, fue perseguida en círculos artificiales por esos niños, que decidieron reducirla a sopa de caracoles. Y tú, caminante, mecánicamente diste dos vueltas por el cerco de aquella casa que tú mismo habías levantado en el asfalto, desde su entrada hasta la terraza, en esa ruta invadida por bichos y tierra. Esa terraza, donde yo intentaba construir un hogar, con macetas, flores y hasta quizás, por qué no, patitos de hule en piletas artificiales, perros desteñidos por mis lágrimas y nubes con cara de niña. Y junto a mi taza, tus anteojos de miope, con los que decías ver manchas de colores, lunares, a través de la ventana, cuando, muy bien tú y yo sabíamos, que se trataba del angelito de jardín, cansado por el sol, las hojas, y esa manía tuya de remontar barriletes de hielo hasta la luna. El angelito-duende de jardín asomado que juntaba florcitas, insectos, peces y hasta caracoles con forma de dinosaurio, esperando que lo vieras y dejaras de llamarlo mancha de luz. Y si él toma esos caracoles para romperlos y hacer de ellos un collar, no es porque sea un angelito malo, como una vez yo lo llamé, sino porque busca escribir en las paredes de nuestro cercado de casa de playa, con flores y nieve, que se trata del final de nuestro amor. Y si no hay salida posible, no hay corales, ni promesas de baldosas o felicidad que valgan, es porque tú, caminante, pisaste mis flores, rosas y amarillas, hasta dejarme varada en una escalera invadida por hongos y penas, donde ya no hay forma de que pueda volver a ver a través de la luz que refleja la sombra de mi taza, de café con leche.

jueves, 22 de mayo de 2008

Mariano Massone

los pies hilvanados tienen la textura de una flor amarilla
contrastan con los ríos rosas y negros
que producen un granulado con super exposición

hay cóncavos condados en el continente
una nave espacial vibrante
una ciudad flash que
como dedo humeante
sacude las ramas de los pájaros

"Qwerty al pasto!"era el grito de guerra
de un azul gerente
que en manchas
pintaba flores de papel sobre verde

de cerca, luz de foquito
empedrado y cemento
reflejo de una reja en el agua
en los puntos luminosos que produce la lluvia

hay un terrible muñeco maché
que en nave espacial divisa tierra
a veces se le escapa un listón rojo
lo deja sobre una persiana a punto de abrirse

"Blue Velvet y amor es Yoko"
así rezan los santos
en fragmentos
ponen una vela doble sobre un sostén
asan un ciempiés granulado
y después brindan satisfechos

¡Tormenta anunciada!
cae agua con color violeta flotante
se vuelven locos los muñequitos en el jardín
un tigre blanco y azul se escapa de algún santuario
todo gira en un espiral con centro en corrugado

parece que después de la explosión acuática
un volador G natural se aproxima
es una apertura extraterrena
son pinches en espiral
que conglomeran hielo desfasado de su eje

la curva cuadriculada
proponía el siguiente slogan
"llame ya a Marcela"
había una luz con pelos
incongruente
parecía un techo-escalera
visto desde abajo

¿alguien alguna vez
pudo comprender
estos colores y puntos en reflexión?
son un reflejo rosa en el agua
un agua verde
con pastito
es simplemente las hojas
y la luna

ya clareó en esa ciudad indefinida
se dice que vieron puntos rosas sobre el color marrón

martes, 20 de mayo de 2008

Ivi Mele

El es rayas de primavera
De pétalos en nacimiento
Del viento cargado por flash
El tropieza con lo nublado
Sobre mensajes de cuerpos mojados
En piedras pisadas dejando polvo
Y un espejo
El es loco es recreo es canguro
De rosa escondida de presa partida
El es misterio de agua de musgo
Del bastidor de un rincón perplejo
El es nieve entre la huella de mujer
De peldaños al revés girando sobre él y el trompo
Amigos como caracoles de pezón y boca
El es un llame ya de comprar globos
De caminos fríos
Y crece
Del reflejo de la resaca de Hollywood.
El es love love
Y Yoko
Luz y acción del no pisar las rayas
Presentada fuera de foco
El es movimiento estelar de la meditación
De lentejuelas estrambóticas
Y collage
De ojos de ventana

Joaquín Sanchez Mariño

Filtración

Mi masaje de cerebro enfermo,
Como látigos de hielo ardiente,
Filtra imágenes de fuselaje,
Y detrás la luminaria:
Petardo inamovible en pómulos,
Fiera perra luz de perversión,
Montículo incendiado,
Rayos del anti love.
Flashes fulgurantes de península,
Hay tormenta de supuestas magias negras,
Hay Tempestad.
¡Qwerty al pasto!
¿Quién carajo grita?
Lentejuelas de mazmorra,
Cuentos infantiles de siniestro perecer,
Es todo el universo de estrambótico el sistema.
Estelar punto luz,
Perro como lápidas de piedra o gárgolas,
Como un llame ya en mascotas muertas,
Fuego como lumbre cargada del ayer,
Tal cual puente de fósforos y ventanas de sombra.
Atravieso el movimiento y soy la flecha
Que destroza infinitos puntos e infinitas casi metas,
Nunca hay objetivo en mi collage de tiempos.

Alina Muszak

Imaginario


Ese verano el mar tenía caracoles grandes
algo simple para una foto a escala
pero complicado para parejas de oficina
diabluras y mentiras
como el cubo que rueda por reflejo
o la televisión convertida en virgen fósil
turbia y vieja
tenía una tormenta de aire y una abertura
religión de puntos rayas y direcciones
una pintura confusa verde lodo
tramas con manchitas de luces sólidas
personajes rasposos
una tormenta con infinito movimiento
mojada del sueño que pesa en la mirada múltiple
de las nubes con espinas
era una rueda celeste en el espacio
saturado de ondas de redondeles difusos
en tu pelo haciendo foco marino
puntas con destellos del amor sexo
casi vaciedad

Natalia Romero

reflejos me quedan
después de la resaca
del amor y la arena.
el agua deja dibujados
caracoles
color rosa.
me estremezco
y la piel es
piel de gallina
después del terciopelo
casi azul de tu espalda
y los pelos
y las manchitas
de tus pies
arqueados del miedo,
a la tormenta
al llame ya
que está por venir
con el viento
que rueda
por los escalones
blandos
del río.
estrellas coronitas
huellas como flash
que se perdieron
por las arenas
del médano cúbico,
cual nave espacial
gritos de amor
en aquél verano
entre trompos
y giros de tigre
en el recreo.
ahí está la foto
colgada en las olas
del mar azul
de los pétalos
de las arrugas
cuando todo es reflejo.

martes, 29 de mayo de 2007

Maia Orsi

Armonía sintoniza
color, textura y electromagnetismo
presentan
detalles próximos:
magnitudes en luces

flores y cielos
pétalos y nubes
recreo urbano
en los suelos y el techo

insectos y humanos
seres vivos, un cobijo
los temperamentos del cielo precipitan
refugios

transmisión en color
sigue siendo el fotón
de un TV emisor
de un pomo de pintor

sobrexposición y difusión:
luces que atormentan
nitidez que revienta

tierra animal
pompa universal
fotografía transversal
que varía y modifica
nuestras percepciones

lunes, 28 de mayo de 2007

Juana Peralta

me despertaste
traías
una palabra nueva
para mí
para que la usara en este día
y me gustó eso
esas cosas tuyas
alimenticias

a través del vidrio
miré la agua quieta
muerta
en la pileta

una vez en el pasto
me di cuenta
que las moscas querían verme
pararse en mis hombros
decirme secretos
zumbones

supe que alguien nos cuida
y que hay un cielo
secando la ropa:
tu vestido de princesa,
mi camisón amarillo y
tus medias de vestir

símbolos
soplos voladeros
somos

tomé la distancia
como un vaso de agua
vi el caracol
lo vi
cuando subía
pegoteándose de todo el mal
con su humedad
que mata
a esta altura
justo en este lugar
del ritmo inevitable
imponderable
cardamomo

jueves, 24 de mayo de 2007

Graciela Pedro

Luces, destellos, colores.
Imágenes que se suceden
detalles
que se pierden o retienen
en cada click.
Partes de un todo
lucen patas y pétalos,
bocas y dientes,
gotas, gente.




Son las patas
de un cuerpo brilloso
extraño insecto
sobre el suelo árido
que miro
en una pantalla,
sentada en la silla,
de un cuarto de esta ciudad,
en el mismo universo.




La luz lengua, voz de las cosas
sus colores y formas conversaciones
las tonalidades otras formas de decir
¿La ausencia de luz sería el silencio de las cosas?
Y mis ojos, ¿sólo una manera de escucharlas?
Si un instante la luz no fuera, aún igual todo existiría
tal vez no.
Una lengua que muestra, hace lucir, dice.
¿cómo entrar en conversación?

Figuritas by Romina Freschi